
En la saga de Star Wars, Luke Skywalker recibe su llamado a la aventura mientras está en casa de su mentor, Obi-Wan Kenobi. En un mensaje holográfico grabado en la memoria del simpático robot R2-D2 (aunque muchos de nosotros hispanohablantes llegamos a llamarlo cariñosamente ‘Arturito’), la princesa Leia pide ayuda a Obi-Wan para llevar unos documentos de suma importancia al planeta Alderaan. En los documentos están los planos de una base imperial secreta capaz de destruir planetas y la clave para destruirla.

Comienzo haciendo referencia a lo que algunos consideran un episodio oscuro en la historia contemporánea de los cómics y concierne al “goddamn Batman” de Frank Miller. En el 2005 se comenzó lo que se suponía fueran doce publicaciones del titular All-Star Batman & Robin, the Boy Wonder, el primer trabajo colaborativo entre el escritor Frank Miller y el aclamado ilustrador Jim Lee. La historia suponía mostrar una alternativa al origen del primer aprendiz de Batman en operar bajo el seudónimo de “Robin”, Dick Grayson.

En un trabajo anterior defendí la existencia de los lineamientos de estructuras narrativas dedicadas a la sucesión de héroes como paradigmáticas en la generación de tramas coherentes, aplicables a cualquier medio narrativo. Específicamente discutí como la relación entre mentores y aprendices, en casos específicos, delimitan una estructura paradigmática basada en el monomito desarrollado por el estudioso de mitología comparada Joseph Campbell.
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